Te quiero morder un pie.
- M. Comentarios.
June 2011 Archives
Mi padres y mi hermana (mi familia) nos regalamos cosas casi a lo largo de todo el año. Sí, también nos regalamos cosas para los cumples y navidades, pero no sé, si vemos algo en una tienda que sabemos que gustará, lo compramos y lo regalamos ese dia mismo. (O más bien lo enviamos por correo, porque vivimos lejos los unos de los otros).
No compramos cosas por obligación, compramos regalos porque nos gusta ver la cara del otro iluminarse con una sonrisa. Y teniendo en cuenta que mi familia tiene una sonrisa preciosa (sí, mi padre también), es una gran satisfacción.
Para mí las navidades no es una olbigación de comidas y cosas así. Para mí es unirnos la familia (repito, mi familia es, exclusivamente mi padre, mi madre y mi hermana. Bueno, y Tiramisú. Y el novio de mi hermana ahora) y pasárnoslo bien. Mi familia y yo pasamos hace muchos años de hacer comilonas obligatorias en las que ni siquiera te llevas bien con cinco personas. Llegadas las navidades, pasamos de todo el mundo y nos concentramos en nosotros. Y eso es genial.
Me gusta regalar cosas. No es algo que hago a menudo porque no tengo mucho dinero, pero a veces regalo chorradas o cosas personales que no cuestan nada pero que valen mucho.
Me voy a estudiar. Que estoy de exámenes y estoy intentando ser responsable.
Hace unos años, en el entierro de mi abuelo, que fue en Bélgica y a la que fui obligada a asistir, vi a mucha gente que se supone que me conoció cuando yo era muy pequeña.
Fue muy pesado porque yo no tenía ni idea de quién era toda esa gente y todos estaban diciendo: "Ohh, cómo has crecido". Sí, señora. Las personas envejecemos. Es pura ciencia. Dudo mucho que cuando yo todavía vivía en Bélgica usted estaba así de arrugada.
En un momento determinado los familiares nos pusimos en fila para que nos dieran el pésame y se me acercó un hombre, ciencuentón, me dio un beso en la mejilla (en Bélgica se da sólo uno) diciéndome: "Céline" (que, por si no lo sabéis, es mi nombre).
Le contesté un: ¿Le conozco de algo?
A lo que él dijo, algo sorprendido: Soy tu tío.
¡Ahh, hombre! Claro, claro. ¿Qué tal?
Han pasado dos o tres años y ni siquiera recuerdo su cara.
