Hicimos el amor a la luz de las estrellas.
La Tierra seguía girando pese a nuestro férreo deseo de que se detuviera. Pronto asomó la luna y pude hundirme en ella como tú en mí.
Había una brisa suave, estábamos cubiertos por una manta. No tenía frío pero me temblaban las piernas igualmente.
Es el efecto que tienes sobre mí. Una ligera emanación de tu aroma, un beso, tus manos recorriéndome, eran suficientes para que mi cuerpo entero temblara.
Un roce tuyo era suficiente para que todos mis sentidos se tensaran, alertas. Preparadas para el placer que siempre provocabas.
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