Orchid

El martes por la noche vinieron a por mí M y Eleonor.

A Eleonor no sé si le caeré bien. Está celosa porque M y yo nos llevamos de maravilla. Sobre todo si éste me invita a cenar ¡entonces sí que no le caigo bien!

M llamó a mi puerta. Tardé en salir porque estaba vistiéndome todavía. Siempre es puntual y a mí se me hizo tarde. Al salir, llego hasta la puerta que da a la calle y después de darme dos besos, M saca de detrás de su espalda una orquídea blanca preciosa en un jarrón. Puede casi oír a Eleonor gruñendo.

Me ilusiono mucho, le doy un beso enorme y entro a casa de nuevo para dejarla en la cocina. Vuelvo a salir, ahí está, esperándome. Me abre la puerta y entro. En la radio suenan canciones sueltas, alguna de ellas de Wolfmother.

Conduce hasta el restaurante. Eleonor gime al ver que nos vamos sin ella. Cenamos sushi y me río. Mucho. Dejamos el restaurante. Paga él la cena y el parking. Yo no sabía que me iba a invitar a cenar, pero dice que es por mi cumple, le doy un beso y le doy las gracias.

Conduce de vuelta. Yo me siento muy a gusto. Y M también. Me río mucho. Él también. Eleonor cada vez me odia más. Llegamos a la rotonda que debe coger para llevarme a casa. Se pasa.

- ¿A dónde vas? ¿Me llevas al huerto?
[Reímos]
- Sí. Al huerto. Hay que perpetrar la tradición - me dice sonriendo.
- ¿Tradición? ¿Qué tradición?
[Me sonríe]
- Ah, derrapar en el terreno de gravilla.
[Sonreímos]

Eleonor, al oír esto se alegra. M acelera y la adrenalina empieza a recorrer mi cuerpo. Me gusta. Llegamos al terreno de gravilla.

Derrapa y derrapa. 180s, 360s, aparcar en plan salvaje, ambos sonreímos. Nos gusta. Eleonor ronronea.

M sale del terreno de gravilla. Se para.

- Buf - dice.
- Uf - digo yo.

Me lleva a casa. Eleonor ya está contenta. Me deja en la puerta de mi casa. Nos damos dos besos y me despido de Eleonor.

Cierro la puerta del jardín, me asomo a la calle y miro cómo M arranca y Eleonor ruge de placer.