Nakedness

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Acabo de salir de la ducha, estoy secándome con la toalla y tú me miras tumbado en la cama.

Sonríes y te pregunto qué pasa. Nada, contestas sin dejar de sonreír. Sólo estaba pensado en que creo que me gustas mucho. Tanto, de hecho, que me he enamorado de tu naturalidad, de tu pasión por la vida, de cómo te sonrojas cuando te digo cosas bonitas pese a que llevo meses haciéndolo. Me he enamorado de tus ojos, de tus caderas, de tu cerebro. Creo, Margot, que me he enamorado de ti.

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