Estás al lado, durmiendo en el sofá. Te oigo respirar. Todavía huelo tu aroma. No me puedo creer lo que ha pasado en la última hora. Y ahora aquí estás. No puedo para de sonreír. Roza lo estúpido.
Quiero salir de la cama e ir a besarte pero ni siquiera me atreví a un beso de buenas noches.
Tu efluvio es embriagador. No pensé que volvería a sentir esto con un aroma. Me hace querer acariciarte y besarte el cuello.
Tu respiración es pausada. Te dormiste en seguida de lo cansado que estabas y sin embargo yo no puedo ni cerrar los ojos. En mi mente no paran de desfilar alternativas y diferentes situaciones hipotéticas. (en inglés hay una palabra perfecta: scenario. Pena que no haya una palabra equivalente en castellano)
Suena la alarma. Hala, al final me he dormido. Salgo de la habitación y voy a la ducha. Tú sigues dormido y no quiero despertarte, así que hago el mínimo ruido posible.
Me desvisto y me meto en la ducha, abro el agua y ahí me quedo un rato; disfrutando del agua caliente obedeciendo a la gravedad.
Me dices que si quiero café y te contesto que sí, pero que en cuanto saliera lo hacía yo.
- ¿Qué? No te entiendo.
- Sí, quiero café. Pero ahora me ocupo yo. - digo alo más alto
- Sigo sin oírte.
- Agh. - cierro el agua y salgo de la ducha, me pongo la toalla y abro ligeramente la puerta - Que sí quiero café. Pero ahora me ocupo yo cuando salga.
- Ah, vale. Perdona. ¿Te importa que me duche yo también?
- No, claro. Coge en mi armario una toalla.
Vuelvo a meterme en la ducha y vuelvo a abrir el agua. Suspiro.
Se abre la puerta del baño y ya te estás desvistiendo.
- ¿¡Qué haces?! - digo al borde del grito
- No quiero esperar. Quiero sentirte cerca.
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